Seguimos con la poda de rosales y esta vez nos toca la de los rosales trepadores. Nunca os los conté hasta ahora, pero los rosales tienen una fuerte dominancia apical, lo que significa que tienen una fuerte tendencia a concentrar el crecimiento ciertas ramas, haciéndolas muy largas en detrimento de formar ramificaciones secundarias.
Esto se debe a la acumulación de unas hormonas vegetales en el ápice de los tallos que se llaman "auxinas" y que son las que provocan este tipo de crecimiento con pocas ramas secundarias. Ya os hablaré de ellas en otra ocasión, pero ahora es suficiente con que sepamos que la acumulación de auxinas produce un crecimiento en longitud de los tallos y los rosales tienen todas las auxinas en las puntas de los tallos.
Si os fijáis bien, cuando hacemos una poda, lo que estamos haciendo es, fundamentalmente, retirar esos ápices con exceso de auxinas y provocar que las auxinas restantes se redistribuyan a zonas más bajas de los tallos y se comiencen a despertar otras yemas más bajas. Así conseguimos plantas más ramificadas y más compactas. Estas son las bases de la poda de cualquier planta explicadas desde un punto de vista fisiológico.
Los rosales trepadores yo los dividiría en dos grupos: los rosales trepadores estrictos y los rosales versátiles.
En el grupo de los rosales versátiles incluyo a esos rosales trepadores bajos, que crecen 3 o 4m como mucho, que tienen tallos bastante rígidos y que no necesitan apoyarse obligatoriamente sobre un soporte para crecer adecuadamente. Estos rosales se pueden podar como rosales arbustivos de la manera que ya vimos hace un par de semanas o se pueden podar como si fueran trepadores verdaderos. Los llamo versátiles porque los podemos formar como arbustivos altos o como trepadores pequeños según nuestro gusto. Por ejemplo, mi 'Great Western' es un trepador pequeño, pero yo lo podo como arbustivo.
En el grupo de rosales trepadores estrictos tenemos a esos rosales más grandes que necesitan un soporte obligatoriamente para crecer porque tienen tallos más delgados que se doblan por su propio peso y no se mantienen verticales. Estos rosales pueden alcanzar 4, 5, 6 o más metros de altura.
Ahora que ya os introduje los conceptos más importantes, quiero explicaros la poda para los rosales trepadores.
Primero nos remontamos a los rosales arbustivos que vimos en la última entrada, veremos que en ellos teníamos que diseñar una estructura principal sobre la que se asentaban las ramas y a partir de ahí se formaba el resto del rosal. Con los rosales trepadores tenemos que hacer lo mismo, pero de otra manera distinta.
Vimos que las auxinas se encontraban en la punta de los tallos, pero si podamos las puntas solo conseguiremos que se despierten 3 o 4 de las yemas más altas y eso nos dará pocas flores al año siguiente. Por lo tanto, tendremos que buscar otra manera más eficaz para conseguir una mayor cantidad de flores. Y eso lo conseguimos al romper la dominancia apical y desplazar las auxinas a otras zonas que nos interesan más.
En la práctica, esto se consigue al colocar las ramas de la forma más horizontal posible y así la fuerza de crecimiento se redistribuye por todas las yemas de la rama. Todas esas yemas se van a ir despertando, dando un crecimiento y una floración posterior a las pocas semanas.
Entonces, para aclararnos, el procedimiento consiste en que durante la primavera, verano y otoño dejaremos que el rosal crezca libremente en vertical para que se vigorice y forme todos los tallos que quiera. Después, en invierno, colocaremos las ramas en horizontal para repartir ese vigor por más yemas. Al poner las ramas en horizontal, las auxinas se redistribuyen por toda la rama y se despertarán muchas de las yemas.
En los años posteriores tendremos que dejar esos tallos principales que estarán en horizontal y las ramas secundarias que fueron apareciendo se recortarán a 2 o 3 yemas, tal como aparece en esta foto.
Hay un detalle que creo que es importante comentarlo y es que en los rosales trepadores siempre se trata de conseguir ramas largas para poder sujetarlas en alguna pared, en un obelisco o en una celosía, pero a veces esas ramas se pueden romper y se quedan sin el ápice.
Cuando eso ocurre, el tallo brotará por varias yemas y tendremos que dejar solamente una para que haga la sustitución el ápice. ¿Pero cuál de ellas dejamos? Pues es muy fácil porque vamos a dejar la que quede en mejor posición cuando la vayamos a poner en horizontal en invierno. Con la siguiente imagen se entiende mejor.
Aquí tenemos un tallo con dos ramas y al colocarlo en horizontal, vemos claramente cuál es la rama que nos interesa conservar para que haga de nuevo ápice.
Cuando tumbemos el tallo, la rama de la izquierda se nos pondrá en vertical, así que no nos sirve. En cambio, la rama de la derecha se quedará justo en horizontal y esa será la rama buena.
Por último, me queda comentar que con los años, las ramas principales se van a ir envejeciendo y tendremos que irlas sustituyendo por las ramas nuevas que irán naciendo de la base del rosal igual que haríamos con los rosales arbustivos. Así, poco a poco iremos rejuveneciendo el rosal, que es algo que también nos interesa ir haciendo.
Fue interesante leerte aunque no tengo ningún rosal trepador para podar. Hoy aprendí algo más sobre las auxinas que son las que provocan en estos rosales los largos tallos. Gracias.
ResponderEliminarGracias, me alegro de que te gustara. Más adelante haré una entrada sobre las auxinas con ejemplos porque también influyen en el enraizado de los esquejes.
EliminarY no en todas las plantas se distribuyen de la misma manera. Por ejemplo en los rosales se concentran más en los ápices de los tallos, y en cambio, en las azaleas se concentran más en las yemas laterales y por eso tienden más a ramificar sin esos crecimientos tan tan verticales.
Pues espero la entrada de las auxinas porque tengo azaleas también y rododendros.
ResponderEliminarEsa entrada aún no la tengo hecha, pero la acabaré publicando en algún momento, aún no sé cuando. Ahora estoy aprovechando este tiempo de invierno donde no hay mucho qué hacer con las plantas para publicar entradas más atemporales.
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