El año pasado vimos la poda en vaso y este año vamos a ver la poda en eje central o pirámide. Si pensáis en la forma que tiene un abeto típico de Navidad, la poda en eje central pretende conseguir un árbol con una forma muy similar a esa.
La poda en vaso que ya vimos es válida para casi todos los frutales en general, pero la poda en eje central resulta indicada para manzano, cerezo, guindo, membrillero, peral, ciruelo y melocotonero.
Es una poda que requiere un poco más de destreza que la poda en vaso, pero tampoco es nada del otro mundo y cualquier persona con unas nociones básicas de poda podría hacerla sin mucho esfuerzo. Lo que sí se requiere para esta poda es que el árbol esté injertado en un patrón enanizante para que el árbol no se haga demasiado grande y nos resulte imposible controlarlo.
La gran ventaja de este tipo de poda es que requiere muy poco trabajo de mantenimiento cuando el árbol ya se ha terminado de formar y además entra en producción antes que con la poda en vaso.
Vamos a verla con más detalle.
El primer año podamos el árbol a unos 70-90cm según la altura a la que deseemos que nazcan las primeras ramas. Puede parecer una poda un poco alta, pero hay que considerar que las ramas se inclinarán un poco hacia abajo cuando estén cargadas de fruta y tampoco queremos que se arrastren por el suelo.
El árbol reaccionará hinchando un montón de yemas, pero solo le vamos a dejar las 2 yemas más próximas a la punta y eliminamos las 5 o 6 siguientes.
Aquí lo vemos mejor con las yemas más crecidas. Dejamos un par en la punta, después un trozo pelado de yemas y después dejamos que brote en las yemas situadas a una altura intermedia.
A las ramitas que se vayan formando le podemos poner unas pinzas a modo de contrapeso para forzarlas a crecer en horizontal.
Cuando comiencen a crecer las yemas del ápice, en verano seleccionamos la más débil y eliminamos la más vigorosa. Así los entrenudos son más cortos y el árbol no se va demasiado de altura ahora que aún se está formando. Únicamente podaremos esta rama apical si sobrepasa los 80cm de crecimiento en el año anterior. Por eso hay que seleccionar la rama más débil. Con esto terminamos la pauta de poda.
En los años sucesivos simplemente se trata de repetir el mismo esquema de poda dejando 2 yemas en el ápice y eliminando las 5 o 6 siguientes.
Aquí vemos la poda del 2º año sobre la yema apical que creció el año anterior. Siempre es repetir los mismos pasos.
Poco a poco el árbol va adquiriendo la forma piramidal o del árbol de Navidad.
Conforme vayan engordando las ramas del tronco, puede que haya que eliminar alguna que otra para mejorar la iluminación y la ventilación del árbol.
Las ramas laterales que se vayan originando hay que tratar de que se vayan distribuyendo alrededor de todo el tronco. Si es necesario también eliminaremos aquellas ramas que crezcan demasiado juntas o demasiado concentradas en una zona.
El mantenimiento consiste en eliminar aquellas ramas que crezcan demasiado cercanas al tronco y pinzar las ramificaciones que crezcan en las puntas de las ramas.
Aquí vemos más en detalle como pinzar las ramificaciones que se vayan formando.
Y aquí cómo eliminar las ramitas que vayan creciendo demasiado cerca del tronco principal.
A partir del tercer año de formación es posible que algunas ramas empiecen a engordar más de la cuenta porque se vigorizan demasiado. En vez de eliminarla, la podamos para que se ramifique y pierda un poco de vigor. Solo la eliminaremos si está demasiado cerca de otra rama vecina.
Para el mantenimiento, cada primavera hay que acortar varias ramas laterales primarias con el objetivo de promover la formación de madera joven que se convertirá en fructífera más adelante.
También eliminamos aquellas ramas que ya fructificaron durante 3 o 4 años porque ya estarán envejecidas y darán fruta de menor calidad.
Siempre se trata de mantener un equilibrio entre la madera vieja fructífera y la madera joven que renueva el árbol.
Siempre hay que podar las ramas tratando de mantener la forma piramidal dejando las ramas inferiores más largas y las superiores más cortas.
Con el árbol ya adulto, aprovechamos la cosecha de los frutos (más o menos en septiembre) para mantener la altura del árbol. Esto únicamente lo haremos cuando hayan pasado varios años y el crecimiento del árbol se haga demasiado lento.
Basta con eliminar una parte del ápice y elegir una rama para que los sustituya. Vamos, que hacemos una sustitución del ápice y esa nueva rama la podaremos igual que vimos al principio.
Y esto es todo lo que hay que saber sobre este tipo de poda. Puede parecer un poco liosa al principio, pero estoy seguro de que leyéndola 2 o 3 veces ya nos quedará todo mucho más claro.
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