La poda en vaso es muy fácil de realizar a pesar de que lleve varios años completarla. Es una poda que se adapta bien a casi cualquier planta: desde un geranio, a un rosal, arbustos, árboles ornamentales, cítrico y a la gran mayoría de los árboles frutales. Ahora voy a explicarla desde el principio.
Empezamos el primer año podando el tronco a una altura que nos guste, entre 30 a 75cm del nivel del suelo. Si podamos muy abajo, nos será más fácil coger la fruta a mano; pero, por el contrario, si podamos más alto, puede que necesitemos usar una escalera para recogerla, aunque, por otro lado, las labores de limpieza alrededor del árbol serán más cómodas porque no nos estorbarán tanto las ramas.
Con esto provocaremos que se formen muchas ramas a nivel del tronco. Solo dejaremos 3 o 4 ramas tratando de que estén repartidas a la misma separación y el resto las quitamos.
Ese mismo año, si las ramas crecieron lo suficiente o en la primavera siguiente, podamos las ramas a la mitad o a 2 o 3 yemas nada más. No nos interesa dejarlas demasiado largas para que la copa no se haga muy alta.
Esas ramas volverán a brotar y empezaremos a verle ya una forma redondeada al árbol. Si la estructura se forma demasiado vertical podemos ponerles unos tensores a las ramas para bajarlas y abrir un poco la copa.
Repetimos otra vez la misma poda cortando las ramas a la mitad y ya tendremos el árbol prácticamente formado.
A partir de ahora solo nos queda hacer las podas de mantenimiento anuales. Esto es lo más fácil porque solo consiste en eliminar ramas enfermas y dañadas y quitar algunas ramas para que llegue la luz al interior del árbol. También podamos aquellas ramas muy vigorosas que se salgan de la estructura general del árbol.
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