Las plantas suculentas, con su encanto singular y su bajo mantenimiento, se han convertido en las consentidas de los aficionados a las plantas. Son plantas muy vistosas, con colores variados y formas originales y que además cuentan con la ventaja de no tener espinas que nos hagan daño. La mayoría de las plantas que podemos encontrar en las tiendas no alcanzan grandes tamaños y se pueden tener en espacios reducidos.
No solo ofrecen esas características, sino que también tienen una particularidad especial y es que se pueden propagar a través de sus hojas. Es un proceso un poco lento, pero con un poco de paciencia, podremos conseguir montones de plantas idénticas.
Pero, ¿por qué elegir la multiplicación por hojas? Pues porque es un método sencillo, que no requiere cuidados de especiales, y además nos permite presenciar el desarrollo de nuevas plantas a partir de una simple hoja y de cierto modo, podemos seguir el ciclo de vida de estas plantas desde que emergen del sustrato hasta que se convierten en plantas adultas y desarrollan sus primeras flores.
Este proceso lo hago en aquellas suculentas que me interesa tener por duplicado y hacer como si fueran copias de seguridad por si se me llegara a morir la planta. En verano lo hice con una Echeveria 'Moondust' que me gusta mucho porque tiene hojas con pruina y colores violáceos. Es un híbrido formado entre la Echeveria lilacina y la Echeveria laui y hace ya varios años que la llevo cultivando.
Esta multiplicación también la llevé a cabo con una Crassula 'Hobbit', aunque bueno, más que multiplicarla, lo que hice fue dejar en el sustrato las hojas que se le fueron cayendo. A medida que regaba la planta madre, también se regaban las hojas sueltas.
La propagación por hojas es un método sencillo como os comentaba antes, quiero daros unas recomendaciones que pueden ser interesantes desde mi punto de vista.
La primera y más obvia es elegir hojas sanas. Las hojas con signos de enfermedades o pudriciones no nos sirven porque se acabarán muriendo antes de generar nuevas plantas.
La siguiente recomendación es elegir hojas maduras y bien desarrolladas, con preferencia por las más gruesas, ya que contienen más reservas de agua y de nutrientes.
Una vez seleccionadas las hojas, se tienen que desprender con cuidado con movimientos de vaivén hasta que se suelten. Esta parte es la más importante porque la hoja tiene que desprenderse entera y si se parte un trozo ya no nos sirve, así que esta parte hay que hacerla con delicadeza.
Luego, se colocan las hojas sobre el sustrato enterrando ligeramente su base y las situamos en una zona donde reciban luz solar directa durante varias horas al día, evitando las horas centrales de mayor intensidad y regamos de manera habitual sin dejar que el sustrato se seque por completo.
En 2 o 3 semanas, empezarán las primeras raíces y poco tiempo después aparecerán los primeros brotes de las plantas. En este punto, yo los dejo así hasta que los brotes desarrollan sus primeras hojas y adquieren el aspecto de una planta en miniatura y es después cuando las trasplanto a macetas individuales.
La multiplicación de suculentas mediante hojas es una experiencia gratificante porque puedes observar el desarrollo de una planta casi desde 0. La ilusión de ver las primeras raíces y ver la aparición de las primeras hojas desde el sustrato, creo que merece la pena experimentarlo. Esto es algo que pocas plantas pueden hacerlo y las Echeveria y las Crassula son las plantas perfectas por su facilidad de multiplicación. Os animo a que lo hagáis porque seguro que vais a repetirlo en más ocasiones.
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