Partes, mantenimiento y uso correcto de las tijeras de podar

Primero quiero explicar las partes básicas de las que consta una tijera podadora de tipo bypass o guillotina. Consta principalmente de:

  • La hoja de la guillotina: es la que tiene el filo y hace el corte. Tiene forma de "D". En mi tijera es de color negro.
  • La contrahoja: es la que retiene la rama en el momento de la poda y evita que se escape al cerrar las tijeras. Suele ser de color metálico.

Quiero hablaros del mantenimiento que les hago a mis tijeras. Las compré hace unos 10 años en un supermercado y son mis tijeras todoterreno.

Aquí vemos la tijera desmontada con manchas de tierra y óxido

Lo primero que hago es limpiar la guillotina y la contrahoja con alcohol de 96º para quitar los restos de savia, resina o látex que estén resecos. A continuación las limpio con jabón y estropajo insistiendo en los recovecos con un cepillo de dientes. Las piezas más pequeñas y las que tienen grasa muy incrustada las limpio con un quitagrasa. Esta limpieza en profundidad suelo hacerla todos los años o cada dos años. Os aconsejo usar una bandeja para ir dejando las piezas más pequeñas porque tienen la manía de perderse o de colarse por el fregadero.

Y aquí ya limpia

Nunca las afilé desde que las compré y necesitaban una puesta a punto urgente, así que aproveché para comprar unas piedras de afilado.

Os voy a explicar cómo les restauré el filo, pero antes de meternos en el tema, quiero diferenciar dos tipos de afilado: un afilado de mantenimiento y un afilado desde 0. El afilado de mantenimiento se hace en tijeras que están en buen estado y que solo necesitan un repaso; y el afilado desde 0 se hace cuando veamos melladuras o irregularidades en el filo.

Aquí vemos el bisel con alguna mella hacia el tercio de la punta. No sé si se apreciará bien la foto, pero se nota un salto en el filo al pasarle el dedo.

Aquí un poco más en detalle.

En mi caso tengo que hacer el afilado desde 0 así que me servirá para enseñaros todo el proceso al completo. A continuación os muestro la lista de materiales que voy a utilizar:

  • Placa diamantada de grano 400 y 1.000 (la de 1.000 es opcional)
  • Piedra de afilado de grano 1.000 y 3.000 (no os fieis por la foto de abajo porque le escribí los números de granulado al revés y la piedra roja sería la de grano 1.000).

Las placas diamantadas se consiguen en una web china muy conocida y andan por unos 3,5€ cada una. La piedra de afilado se consigue en webs especializadas por unos 20€ + envío. En las placas diamantadas no invirtáis mucho dinero porque no vale la pena, ya que tendrán poco uso. Si queréis gastar, es mejor invertir en unas buenas piedras.

Os habréis fijado que tanto la placa como la piedra tienen ambas una granulometría de 1.000, pero no son iguales. Las placas tienen una capa de diamante y van a ser mucho más abrasivas, llevándose mucho más material durante el afilado. Yo las uso para quitar las mellas y hacer un primer esbozo del bisel.

Las piedras si son de grano 1.200 y 3.500 también nos valen, pero no os vayáis a granulometrías mucho más altas porque su va a ser más caro y con las que os digo es más que suficiente. En cuanto a marcas, están muy bien las piedras japonesas y en especial las Naniwa, que son de las más económicas.

Para la explicación del afilado voy a utilizar un trozo de goma eva para que sea más fácil verlo.

Ejemplo de un filo mellado

Para arreglar un filo muy dañado, la forma más sencilla y rápida es destruirlo entero y luego volver a reconstruirlo desde 0. Pensaréis que es más fácil arreglar solamente la zona del mellado y afilar el resto, pero os voy a demostrar que en la práctica eso no funciona bien.

Esto es lo que ocurriría si afilamos un filo que está mellado. Tiene bisel, pero sigue mellado

Así que el primer paso es igualar el filo para quitar la mella. Lo colocamos totalmente en vertical sobre la placa diamantada y vamos haciendo movimientos de vaivén abarcando todo el filo hasta que desaparezca la mella. Podemos poner un poco de agua sobre la placa si queremos.

Ahora le toca el turno a las piedras y a partir de aquí el afilado va a ser igual tanto para las tijeras que tenían el filo muy dañado como para las tijeras que solo necesitaban un afilado de mantenimiento. Pero antes quiero hacer un apunte importante: las piedras necesitan estar en remojo al menos 10 minutos para que absorban el agua y no se deben usar nunca en seco.

Empezamos con la piedra de 1.000 y hacemos 15 o 20 pasadas abarcando toda la piedra. Aquí hay que apretar algo más que con la placa diamantada, pero tampoco nos hace falta sacar la fuerza de Hulk. Lo que nos va a dar el afilado va a ser el ángulo de inclinación del filo sobre la piedra y no la fuerza.

Casi siempre el ángulo de inclinación va a ser de 15º aunque en algunos cuchillos puede ser un poco mayor o un poco menor. Os dejo también una foto con varios ángulos para que veáis la posición del filo respecto a la piedra.

De todas formas, no os preocupéis demasiado con buscar el ángulo adecuado porque hay un truquillo para saber si lo estamos haciendo bien. Cogemos un rotulador permanente y pintamos el bisel del filo. A continuación le damos 20 o 25 pasadas por la piedra y vemos en qué zonas desapareció el rotulador. Es un aprendizaje basado en prueba y error, pero cuando asimilemos el ángulo mentalmente, luego no nos hará falta ni rotulador porque lo haremos inconscientemente. Entonces:

  • Si afilamos con la tijera demasiado horizontal, gastaremos muchísimo rotulador y saldrá un filo demasiado delgado y débil.
  • Si afilamos con la tijera demasiado vertical, el desgaste del rotulador será casi en el borde del filo y no se notará casi nada.
  • Con el ángulo correcto tenemos que conseguir la zona de desgaste del rotulador sea de medio milímetro de ancho y esté justo en el borde.

Al principio va a costar conseguirlo, pero solo es cuestión de practicar y desarrollar un poco la habilidad.

Aquí vemos la diferencia. El filo del lado izquierdo fue rehecho completamente y está liso, mientras que el del lado derecho aún conserva las mellas.

Las tijeras de podar solo tienen bisel por una cara y su otro lado es plano. El lado plano no se toca para nada y no hay que afilarlo nunca.

En cuanto al gesto para afilar, hay para todos los gustos. Podemos hacer movimientos hacia delante y hacia atrás, en diagonal, en semicírculo o hacer una combinación de varios movimientos, ahí ya lo que os sea más cómodo.

Con la piedra de 1.000 tenemos que conseguir un filo suficiente para que pueda cortar un folio con facilidad, sin saltos ni desgarros. Se notará un corte un poco áspero y tosco, pero eso se solucionará con la siguiente piedra.

Con la piedra de 3.000 se trata de hacer exactamente lo mismo que con la piedra anterior. Su objetivo es el de suavizar el filo y que se deslice mejor al cortar el papel. Damos unas 15 o 20 pasadas y cortamos un folio para comprobar que el corte se está suavizando y que el filo se desliza por el papel casi sin hacer fuerza. Aquí también podemos usar el rotulador permanente para guiarnos y conseguir un afilado homogéneo.

Filo reconstruido y terminado. Está tan afilado que corta el papel

Ahora que tenemos el filo ya reconstruido, montamos la tijera otra vez y le ponemos unas gotas de aceite lubricante. Yo ya probé las mías y mejoraron muchísimo. Pueden cortar ramas del grosor de un dedo como si fueran mantequilla. Es increíble el cambio que dieron.

Lo último que os quería explicar sobre el afilado es que las piedras de afilar también se van gastando con los usos y se van a ahuecando por la parte central. Para que sigan siendo planas como el primer día hay que darles unas pasadas con la placa diamantada para rebajar los bordes y dejarlas bien enrasadas. Así, con la placa diamantada tenemos dos herramientas en una y, por un lado, nos sirve para reformar los filos muy gastados y por otro lado, también nos sirve para aplanar las piedras.

Pero esto no es todo, y es que unas tijeras bien usadas son una gran herramienta, pero mal empleadas suponen un atentado contra la salud de la planta porque van a dañar el cambium vascular y retrasar la cicatrización del corte.

Cuando usemos las tijeras, nos tenemos que fijar en usarlas siempre en la posición correcta. La hoja de la guillotina siempre tiene que estar orientada hacia la parte que vayamos a conservar y la contrahoja hacia la parte a descartar. En el momento de hacer el corte, el tallo se oprime en la contrahoja y se daña en una zona, mientras que la guillotina hace el corte justo por debajo de esa zona. Fijaros en el dibujo.

Solo hay una excepción para esto y es a la hora de hacer un esqueje. Cuando hagamos el corte, orientaremos la guillotina tal como os conté, pero atención, porque la rama que cortemos no será un descarte y necesitamos que ella también tenga un corte limpio para que pueda enraizar más fácilmente.

La solución es tan simple como hacer otro corte un poco más arriba, pero esta vez con la tijera orientada al revés. Fijaros en el dibujo otra vez.

Supongo que también habréis leído y oído infinidad de veces que los cortes hay que hacerlos a 45º. Bueno, pues eso no hace falta. Al cortar a 45º, la superficie expuesta del corte va a ser mayor que si la cortáramos recta y eso no nos interesa, porque cuanto más pequeño sea el corte, más rápido cicatrizará. En una foto es difícil apreciarlo, pero podéis hacer la prueba vosotros mismos porque se nota mucho.

Aquí veis el corte en un tronco de Cercis siliquastrum, es un corte limpio y sin desgarros.

Corte recto para que cicatrice rápido, nada de cortar a 45º

Por último, os dejo una serie de fotos para que me digáis en los comentarios si la posición de las tijeras es correcta para hacer la poda.

Foto 1

Foto 2

Foto 3

Foto 4

Foto 5

Foto 6

Foto 7

Comentarios

  1. La Foto 2 me parece posición incorrecta.

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    1. ¿Por qué la ves incorrecta? Es que justo esa foto la escogí para que se viera la posición correcta de las tijeras. Pero si puedes explicar por qué la ves incorrecta, me encantaría leerte por si se me escapó algún detalle. Un saludo!

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  2. Anónimo5/3/23, 9:08

    No sé si es que estoy viéndola desde otro ángulo, pero yo las cogería desde mi posición a la inversa.

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    1. Esa foto yo la pondría como correcta porque la guillotina está en la cara inferior para hacer un corte bien enrasado con la rama sin dejar ningún tocón. La foto 5 es igual, pero con la guillotina mal posicionada y ahí al cortar se quedaría un tocón porque la contrahoja está entre el tronco y la guillotina y no deja hacer el corte bien enrasado.

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