La Luna siempre ha fascinado a la humanidad e incluso se le atribuyeron ciertos poderes mágicos y fue inspiradora para muchos poemas o canciones. Ya en la época antigua de los babilonios, se hacían labores agrícolas en función de cada fase lunar y esta tradición se sigue conservando hoy en día. Creo que todo el mundo sabe o escuchó alguna vez que la Luna afecta a los cultivos, ya sea para el momento de la siembra de las semillas, de la poda de las plantas, de la recolección de las verduras o las frutas, etc. Es un tema complicado porque está bastante metido en el subconsciente popular y la gente suele dar por hecho y por verdad absoluta que la Luna afecta en gran medida a las plantas, y por ende, a la jardinería, en general.
Si estudiamos la Luna desde un punto de vista físico, no deja de ser más que un elemento espacial que está reflejando la luz del Sol hacia la Tierra. Es casi lo mismo que hace un espejo cuando le da una luz directa. La rebota y ya está.
También hay que contar que tanto el Sol como la Luna tienen gravedad propia y ya sabemos cómo afectan a los océanos y al ciclo de las mareas. El Sol también tiene gravedad, sí, y además es más intensa que la de la Luna, pero como está más lejos de la Tierra, su efecto se nota mucho menos. Creo que es normal que ese efecto gravitatorio se note cuando nos fijamos en cantidades enormes de agua como la que hay en los océanos, pero en el caso de una semilla o de una planta, la cantidad de agua es bastante ridícula en comparación. Si pensamos en otros lugares donde se acumula agua, como estanques, presas, piscinas o lagos, ahí tampoco se nota el efecto de la Luna y no existen las subidas y bajadas de agua propias de las mareas. ¿Pensáis que si el efecto gravitatorio del Sol o de la Luna no se nota en un lago se podría notar en una semilla o en una lechuga? Yo, desde luego, tengo mis dudas. No me imagino a un productor de manzanas esperando 15 días para que cambie la Luna y recoger las manzanas, o a un viticultor mirando al cielo para ver si tiene que podar las vides esta semana o si le será mejor la que viene.
Tal vez, la consideración de las fases de la Luna pudo tener su importancia en el pasado, cuando no existía otro conocimiento, y la jardinería y la agricultura eran muy rudimentarias y tenían que guiarse por algún sistema que se pudiera aplicar durante todo el año y que no variara con el tiempo. Recordemos que el Sol va cambiando a lo largo del año y, por lo tanto, no sería válido como referencia. Guiarse por las fases de la Luna era una forma rápida de medir el tiempo y establecer una pauta a la hora de realizar un trabajo en el campo. En estas últimas décadas, que ya hay investigaciones de todo tipo sobre el crecimiento de las plantas, su fisiología, su mantenimiento y cuidados; creo que seguir guiándose por la Luna, ya sea en la agricultura profesional o en la jardinería doméstica, resulta algo arcaico y obsoleto y que no tiene ningún respaldo científico por ningún lado.
Y como no hay mejor forma de resolver las dudas que buscando información científica, vamos a ver lo que nos dicen las bases de datos y las revistas especializadas. Sé que puede resultar un poco aburrido, pero en el blog siempre trato de difundir información científica que esté contrastada, y tirar abajo todos los mitos y leyendas que circulan por ahí.
Por mencionaros algunos de los sitios que vi, está la American Sociey for Horticultural Science, el MDPI, Plants Journal, Wiley Online Library, Journal of Plant Research. Y hasta llegué a buscar en el cajón de sastre que es Google Academics.
En ninguno de estos sitios, encontré la más mínima referencia o alusión del efecto de las fases de la Luna con respecto al crecimiento, recolección, floración, fructificación, siembra, poda, prevención de plagas o enfermedades, ni ningún otro tema similar.
El único sitio donde aparecía algo fue en Google Academics, pero solo fueron 2 o 3 estudios. Eso sí; uno era de 1985 y el otro de principios de los 90 y tampoco aclaraban gran cosa porque no eran estudios comparativos y tampoco tenían una metodología muy adecuada.
Por lo tanto, creo que la conclusión es bastante clara y que podemos decir con toda seguridad que las fases de la Luna no tienen ninguna importancia a la hora de trabajar con las plantas.
De todas formas, si alguien conoce estudios científicos serios que demuestren lo contrario, me gustaría que los dejara en los comentarios para echarles un vistazo.
Amigo mío si tú que eres quien nos instruye no has encontrado ningún estudio científico que demuestre la influencia de las fases de la luna en el crecimiento de las plantas, será que hasta ahora no los hay.
ResponderEliminarYo conozco a un amigo, que se guía por la fase de la luna llegado el invierno para podar sus rosales, yo lo hago tan pronto comienzan a hinchar las yemas y haya caído al menos la primera helada de la temporada.
Es que llama la atención la cantidad de gente que se guía por las fases de la luna y luego a nivel científico no hay nada que lo respalde. Yo quiero creer que se guían por la luna por tener una referencia para hacer las tareas con las plantas, pero no por todas las cualidades que se le atribuyen. Es que es raro que no haya estudios que relacione la luna con las plantas.
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