Los rosales Alba son un grupo de rosales muy antiguo, anteriores al año 1100, pero es un grupo más pequeño que los Gallica y los Damascenos. Si a esto le añadimos que existen pocas variedades disponibles en el mercado, nos encontramos con un grupo muy poco conocido. Sin embargo, resultan ser unos rosales excelentes para cultivar en el jardín. Tal vez existan tan pocos, debido a que su gama de colores se limita al blanco y al rosa claro, casi por definición. Si los comparamos con los Gallica con sus pétalos con manchas, moteados, rayas y magentas oscuros, supongo que estos llaman mucho más la atención y les ganan por goleada en vistosidad.
Ahora vamos a hablar sobre el crecimiento de los Alba, y es que se tratan de arbustos altos y arqueados, incluso más que los Damascenos, y que logran una considerable presencia en el jardín. Como ya comenté, las flores son de color blanco o rosa pálido y con gran perfume. Solo florecen en primavera, pero lo hacen durante un largo periodo de tiempo y pueden estar casi un mes entero en flor. También producen escaramujos ornamentales en otoño que son comestibles y ricos en vitamina C. Tan importantes fueron los escaramujos que incluso hubo un tiempo en el que se cultivaron más por su valor nutricional que por la belleza de sus flores. Recordemos que los rosales Alba son rosales con varios siglos de antigüedad y las fuentes de vitamina C en aquellos años eran realmente escasas, además el cultivo de naranjos no se había ni siquiera planteado en climas fríos y húmedos como el de Inglaterra.
Todos los rosales Alba tienen una característica especial y es que su follaje tiene un tono grisáceo o azulado y desde que se comenzaron a cultivar, la gente asumió que estos rosales estaban relacionados con la rosa rubrifolia. Sin embargo, posteriormente los estudios genéticos mostraron que eran unos híbridos originados entre los Gallica y la rosa canina.
Un apunte más que quiero mencionar es sobre su salud. Los Alba son bastante resistentes a las enfermedades, más que los Gallica, y tienen fama de ser muy poco sensibles a las enfermedades fúngicas. También son especialmente resistentes al frío y en zonas de inviernos duros, serían los rosales ideales.
Estos rosales también estuvieron presentes en la historia del arte y los podemos encontrar en algunos cuadros antiguos.
Ahora me gustaría hablar ahora de la Guerra de las Rosas. Esta guerra se libró en Inglaterra entre los años 1455 y 1487, y enfrentó a la casa de York y a la casa de Lancaster. La casa de York estaba representada por una rosa blanca, que posiblemente era una rosa alba semi plena, y la casa de Lancaster tenía por emblema un rosa roja, basada en una rosa gallica officinalis.
Hubo varios motivos que llevaron a esa guerra, pero creo que unos de lo más importantes fue el dinero y el deseo del poder, como ocurre casi siempre. La nobleza de Inglaterra estaba dividida en dos bandos, y cada uno quería un descendiente distinto para llegar al trono después de la muerte de Eduardo III de Inglaterra.
El final de esta guerra terminó con la victoria de los York y con Enrique VII en el poder en el año 1487. Aunque Enrique VII era miembro de la Casa de Lancaster, se casó en la catedral de Westminster, con Isabel de York. Se consiguieron unir las casas de Lancaster y de York y esto sirvió como punto de inicio de la dinastía Tudor y de su símbolo, la rosa de Tudor, que fue una rosa con los colores de ambos bandos.
Para algunos historiadores, esta guerra supuso el punto de inicio del Renacimiento, aunque otros lo marcan con el descubrimiento de América en 1492.
Este cuadro representa la elección que tuvieron que hacer los nobles para dar su apoyo a los York o a los Lancaster. Puede que el autor se haya tomado unas licencias artísticas a la hora de representar la batalla, pero resulta interesante ver cómo esta guerra se representó en el arte.
En la arquitectura también estuvo presente el símbolo de la rosa. En este ejemplo, Enrique VIII mandó construir el castillo de Deal con planta en forma de rosa de Tudor, allá por el año 1540. |
Cambiando de tema, tal vez os suene el término "sub rosa" del latín, que significa "bajo la rosa" y que se usa para denotar secreto o confidencialidad. La conexión con las rosas se remonta a que en la mitología romana, Cupido, el hijo de Venus, le dio una rosa a Harpócrates, dios del silencio, para asegurarse de que guardara en secreto todas las indiscreciones de su madre. Así, las rosas se convirtieron en un símbolo de secretos o de confidencialidad y por eso en muchos banquetes se pintaban rosas como recordatorio de que todo lo que se dijera en esas celebraciones y bajo la influencia del vino, debían de permanecer en secreto en sub rosa.
Rosa en un techo de Rodas, Grecia. |
En el simbolismo cristiano antiguo también se pintaban o se tallaban rosas en los confesionarios, indicando que las conversaciones debían permanecer secretas.
Confesionario con rosas talladas en su parte superior |
En la Edad Media, también se pintaba una rosa en el techo para indicar a los presentes que debían guardar en secreto todo lo que allí se estaba tratando. Y por su puesto, en la casa de los Tudor también había una gran rosa cubriendo el techo de la cámara privada donde se tomaban las decisiones de estado.
Después de este pequeño repaso histórico, vamos a ver ahora unos pocos rosales Alba para ir terminando con el tema.
El primero del que quiero hablar es de 'Chloris'. Es un rosal alto y elegante, de aroma suave y sin espinas. |
El segundo es 'Maidens Blush', aunque también se le conoce como 'Cuisse de Nymphe'. Es una de las rosas favoritas de Peter Beales. |
Me ha encantado este post. Nos instruye en este mundo de la historia de los rosales antiguos, que cuando terminas de leer, te dan ganas de continuar. Excelente trabajo. Muchas gracias.
ResponderEliminarEs muy interesante todo lo que rodea a las rosas antiguas. Cuanto más las investigo más me asombro de todo lo que llevan detrás, de cómo se representaron en el arte y de todos los mitos y leyendas que se crearon a su alrededor.
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