Amarillys belladonna o la dama desnuda

La Amaryllis belladonna es una planta bulbosa de la familia de las Amaryllidaceae, subfamilia Amaryllidoideae, que se cultiva en numerosas casas o pequeños jardines y que florece a finales de verano. Es una planta de origen sudafricano, en concreto de la Provincia del Cabo Occidental. El clima de esta región es muy variable y con distintos microclimas debido a la orografía y a la influencia del Océano Indico (agua caliente) y del Océano Atlántico (agua fría), aunque globalmente se le clasifica como un clima mediterráneo donde las nieves son muy escasas en invierno y la temperatura no suele bajar de los 0ºC.

En cuanto a los bulbos de la Amaryllis belladonna, se trata de unos bulbos de gran tamaño a medio camino entre una naranja y un pomelo. Se pueden plantar totalmente enterrados, con la mitad del bulbo al descubierto o con el cuello del bulbo al aire, que es como yo los tengo en maceta, tal como podéis ver en la foto anterior. Su periodo vegetativo va de principios de otoño hasta finales de primavera y en verano entran en reposo y desaparece toda su parte aérea. Resisten muy bien la humedad del sustrato, así que no hay gran riesgo de que se pudran por estar húmedos. Yo hasta los riego de vez en cuando en verano porque tienen otras plantas en la misma maceta y el sustrato siempre tiene algo de humedad.

Para mí es una planta bastante rústica, que gracias a la climatología de su zona de origen, se consiguió adaptar a un amplio rango de zonas de todo el mundo como son el Reino Unido, California, Australia o Nueva Zelanda, y tanto es así que incluso se naturalizó en algunos sitios y se la considera invasiva en algunas regiones. Por suerte, en España no se la considera invasiva y no se expande con facilidad, aunque con los años el bulbo original produce bulbos hijos y acaba formando una pequeña colonia de bulbos apiñados que al florecer todos a la vez quedan muy resultones.

Su característica más llamativa es que florece antes de sacar las hojas y parece que los tallos florales nacen directamente desde el suelo. Esto llevó a que los ingleses le dieran el nombre de naked lady haciendo referencia a este efecto.

Durante mucho tiempo se consideró que la Amaryllis belladonna era única en su género, pero Dierdre Snijman describió en 1998 a la Amarillys paradisicola, que es muy similar a la A. belladonna y que también florece en la misma época, pero tiene las hojas más alargadas, los estambres más largos y un pistilo trífido más profundamente dividido. La Amarillys paradisicola habita en acantilados y solo se conocen dos grupos de población, siendo el más grande con poco más de 1.000 individuos, por lo que está clasificada como una especie vulnerable y con una alta probabilidad de convertirse en una especie en peligro de extinción.

Volviendo a la Amaryllis belladonna, hay una peculiaridad muy interesante con ella y es que puede hibridarse con otros géneros de plantas bulbosas. Así, puede cruzarse con Crinum moorei para crear un híbrido intergenérico llamado x Amarcrinum, con Brunsvigia josephinae para crear los x Amarygia y con Nerine para crear los x Amarine, siendo estos últimos sus híbridos intergenéricos más conocidos. La subfamilia de los Amaryllidoideae, en general, tiene una cierta facilidad para formar híbridos entre sus especies, aunque se necesita la intervención humana para conseguirlo, ya que en la Naturaleza estas especies no comparten la misma distribución geográfica.

Por ahí también circula un mito sobre ellos que dice que son bulbos tardan varios años en volver a florecer cuando se los trasplanta y para mí es todo lo contrario. Compré los bulbos a finales de noviembre del año pasado, cuando estaban empezando a sacar las hojas y ya tenían más que terminada la floración y este año ya los veis, están con flores otra vez como si no hubiera pasado nada. Según parece, en estos bulbos el momento idóneo para su trasplante es justo cuando terminan la floración y empiezan a desarrollar las hojas en vez de cuando están en reposo total durante el verano, que es lo que cabría esperar.

Las semillas que produce resultan bastante interesantes porque son de textura carnosa y bastante blanda del tamaño de un garbanzo más o menos. Tienen una cubierta blanquecina con algunas manchas rosadas y para germinar necesitan pasar una estratificación fría primero. Es un proceso que hay que echarle paciencia porque ya las semillas tardan unos 3 meses en madurar, luego tienen que pasar otros 2 o 3 meses de frío hasta que germinan al final del invierno. Y para más inri, luego aún hay que dejar que el bulbo engorde al menos durante 4 o 5 años para que tenga el tamaño suficiente para florecer, así que son un buen ejercicio de paciencia cultivarlos desde semilla. Como paciencia no me falta, este año voy a intentar polinizar las flores y, si hay suerte, conseguir que formen semillas para tener más bulbos, y ya os contaré si tengo éxito.

El Amaryllis belladonna no es una planta que tenga un gran cantidad de variedades en el mercado, pero aun así se crearon variedades de flor totalmente blanca, otras de fucsia intenso, aunque la forma típica y más conocida es la bicolor con el centro de la flor en blanco que se va degradando al rosa pálido hacia la punta de los pétalos.

La flor también tiene una curiosidad anatómica y es que en uno de sus pétalos desarrolla una especie de "espolón" o garfio a la que los botánicos le atribuyen la función de mantener la flor cerrada hasta que está completamente desarrollada para evitar que se abra antes de tiempo.




Comentarios

  1. Muy interesante. La gente y los comercios tienen la tendencia a los Hippeastrums de colgarles el cartel de Amarilis, y aunque su comportamiento es bastante parecido no es lo mismo.

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