Aprovechando que se acerca el buen tiempo y que cada vez nos animamos a estar más tiempo fuera al sol, creo que es necesario recordar la gran importancia de proteger la piel de los rayos UVA y UVB, así que en esta entrada voy a hablar un poco de los protectores solares.
Para empezar, os recuerdo que el uso de protectores solares no solo está reservado al verano, sino que hay que usarlos durante todo el año. Tanto en verano como en invierno, los rayos ultravioletas inciden en nuestra piel y sus efectos perjudiciales se van acumulando día tras día, aunque no se vean. Con el paso de los años empiezan a manifestarse lesiones como los melasmas y las manchas solares, las arrugas precoces, el fotoenvejecimiento prematuro, la deshidratación en la piel, la pérdida de colágeno y hasta las tumoraciones y los melanomas. Todo eso sin olvidarnos de las típicas quemaduras, de la inflamación local o de la alteración de la inmunidad y de la barrera cutánea que se origina en tan solo unas horas de exposición solar directa en un día cualquiera de verano.
Aunque muchísimas personas quieren ponerse morenas en verano para quitarse el blanco fantasmal del invierno, tenemos que pensar que el moreno es un intento que hace la piel para defenderse de los rayos UVA y UVB y así evitar el daño en las células. El moreno no es algo sano, sino que es una señal de aviso de que la piel está defendiéndose del sol.
Todavía hay gente que cree que el empleo de protectores solares impide que nos pongamos morenos o que hacen que el moreno dure menos tiempo, pero todo eso es un mito. Los protectores solares lo que hacen es justamente protegernos del sol, que no es poco.
Las personas con piel clara necesitarán protectores con SPF alto del orden de 30 o 50, mientras que personas de piel oscura necesitarán protectores con SPF de 10 o 15.
En cuanto al sistema de funcionamiento de los protectores solares nos encontramos dos métodos: un sistema químico que se activa al entrar en contacto con las células de la piel absorbiendo los rayos solares y un sistema físico que se deposita sobre la piel y refleja la luz del sol.
El sistema físico está formado por dióxido de titanio, que es una sustancia blanquísima que sirve para reflejar la luz y que a veces nos puede dar un efecto blanquecino en la piel. Por suerte, ahora las cremas están mejor formuladas y no es como hace 30 o 40 años, que te ponías la crema y te dejaba blanco.
Los sistemas químicos absorben la luz del sol y la convierten en calor. Su funcionamiento es algo complejo y no me quiero meter mucho con este tema.
El caso es que la mayoría de los protectores solares contienen ambos sistemas de filtro solar, aunque también hay algunos protectores que solo están formados por los filtros de dióxido de titanio. Estos protectores suelen estar más indicados para pieles sensibles o poco tolerantes, no obstante también los puede utilizar cualquier otra persona.
En la actualidad existen protectores solares en formato crema como en formato más fluido y la elección de uno u otro depende de nuestro tipo de piel. Las pieles secan se benefician más de los protectores en crema porque al mismo tiempo les aportan lípidos que evitan que la piel se reseque todavía más con la exposición al sol. Mientras que las pieles grasas se benefician de los protectores fluidos porque las hidratan sin aportarles aún más lípidos. Incluso también hay protectores en formato polvo que se pueden aplicar con una brocha por encima del maquillaje.
Al elegir la textura adecuada para nuestra piel, no nos resultará pesado ponernos el protector y formará parte de nuestra rutina de cuidados diaria. Lo mismo que asumimos como normal lavarse los dientes a diario, proteger la piel del sol también lo tiene que ser.
Por otro lado, la síntesis de vitamina D a nivel cutáneo tampoco se ve comprometida por el uso de protectores solares, así que por esa parte no nos debemos preocupar nada de nada.
En conclusión, la función de un protector solar es protegernos la piel de todos los problemas que nos ocasionan las radiaciones UVA y UVB, así que no hay excusas para no utilizarlo. Disfrutemos de la jardinería y de la Naturaleza, pero con la piel cuidada.
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